Por: Sandra Monroy Fernández
Psicoterapeuta infantil SAGÚ
¿Cuántas veces hemos hecho comentarios negativos hacia nosotros mismos? No sirvo para nada, soy malo para todo, jamás voy a poder lograrlo, soy incapaz, entre muchas otras frases, que las aplicamos en distintas áreas de nuestra vida, como en el trabajo, escuela, pareja, familia o los amigos, para minimizar aquello que hacemos. Pero de ¿qué depende que creamos eso de nosotros?
Es una cuestión de percepción que se aprende desde niños, muchas veces por los padres y que influye en cómo nos vemos el resto de nuestra vida.
Alguna vez te ha pasado que digan ¡qué bonita te ves! y tu respondes para nada, claro que no. Ve nada más este cabello. Ahí es cuando se rechaza el halago, pero ¿qué pasaría si esa persona tuviera una percepción más cercana a lo que expresas?
¿Entonces cómo saberlo y, sobre todo, cómo creerlo?
Primero sería dejarlo en una posibilidad, que sea cierto lo que dicen. Después, empezar a probar aquello que te han dicho, si es sobre tu aspecto, un día proponte expresar esa belleza que te han dicho, puedes verlo como un juego o interpretar un papel en donde el fin es divertirse y darse cuenta poco a poco que puedes representar aquello que deseas. Así que arregla tu cabello, maquíllate, ponte ese vestido con el que te ves genial y prepárate para expresar esa belleza que a lo mejor no habías visto en ti.
Busca que los primeros lugares en donde comiences con este ejercicio sean de confianza y te sientas segura, ya que si lo intentas en donde muy probablemente seas criticada, el ejercicio tendrá un efecto contrario. Es como aprender a caminar o un paso nuevo de baile, se inicia lento y en lugares protegidos, para después pasar a lugares más desconocidos.
El primer lugar puede ser frente a un espejo en casa o con gente de mucha confianza, y si encuentras a alguien que le gustaría probar juntos esa nueva forma de ser, ¡será mucho más fácil y divertido!
Para continuar con el proceso identifica cómo te has sentido, y enfócate en lo agradable, tomando en cuenta que todo cambio es una sensación distinta a lo que estamos acostumbrados, así que no te extrañe eso y sigue adelante.
Después, pregunta a las personas que conviven contigo, cómo te han visto cuando aplicas este ejercicio para confirmar que estás proyectando lo que quieres. Recuerda acércate a personas con pensamiento positivo, ya que en este punto quienes piensen de forma negativa, no ayudan al cambio de actitudes, sino que buscan mantenerlos estáticos.
Por último y después de haber vivido toda esta experiencia, decide en qué momentos de tu vida, te gustaría expresar esto nuevo que acabas de aprender. Espero que disfrutes de este ejercicio y sobre todo aprendas más cosas de tu persona en este increíble proceso que es vivir.
